El ácaro depredador Phytoseiulus persimilis, originario de Sudamérica, es un bien conocido agente de control biológico contra los ácaros arácnidos. Su uso es muy popular tanto en el continente americano como en Europa y Asia. La hembra adulta es un ácaro con forma de pera color naranja-roja apenas más larga que su presa. Sus patas delanteras son más largas y posee un movimiento rápido característico cuando se la molesta o se la expone a la luz brillante. Las ninfas son ovaladas y de color rosa pálido.
Las hembras depositan los huevos únicamente en la parte inferior de las hojas entre las colonias de ácaros plaga. Después de aproximadamente 3 días (a 20° C) nace una larva con seis patas y un día después ésta se convierte en una ninfa de ocho patas que puede consumir 4-5 huevos de su presa antes de pasar a una nueva etapa de ninfa. Esta última está en condiciones de comer aproximadamente 6 huevos o ácaros plaga en sus etapas jóvenes en un plazo de dos días. Los adultos consumen aproximadamente 7 ácaros por día.
El uso de tecnologías en control biológico en el sector floricultor, ha venido en aumento en los últimos años, en parte por las tendencias del mercado y por la necesidad de encontrar herramientas para enfrentar las actuales condiciones fitosanitarias, la resistencia, la fitotoxicidad, los altos costos de los agroquímicos, las certificaciones, han puesto en la mira de los técnicos la opción de usar estas estrategias.
La integración de los ácaros depredadores en los programas de manejo integrado de plagas en el sector de las flores no se encuentra difundido de manera generalizada y solo un pequeño porcentaje de productores la implementan. Los resultados positivos en los trabajos realizados hasta el momento la perfilan como una estrategia novedosa, viable y económicamente sustentable.
Una de las principales limitantes para el desarrollo exitoso de estas tecnologías no tiene que ver mucho con los parámetros técnicos y biológicos de los enemigos naturales; el compromiso y la voluntad de cambio, el sentimiento autentico por mejorar el medio ambiente, el trabajo en equipo, a todo nivel, desde la decisión gerencial hasta la actitud del operario de cama, tienen relevancia en el momento de obtener buenos resultados.
Los ácaros depredadores son una estrategia preventiva que debe integrarse dentro un programa de manejo, que tenga en cuenta todo el entorno fitosanitario; de tal forma que no se interfiera en el desarrollo de los ácaros depredadores, sin descuidar los demás problemas, por esta razón es importante:
La decisión de la implementación de la tecnología de ácaros depredadores implica un compromiso de la finca a todo nivel organizacional;
Los criterios de liberación (cantidad de ácaros depredadores / unidad de área), dependen de la cantidad de ácaro plaga existente y los niveles de tolerancia permitidos en la finca, que a su vez, depende del estado vegetativo del cultivo y la temporada en términos de cosecha.
Las labores culturales (podas y lavados), las aplicaciones de agroquímicos y la aplicación de productos bioracionales y biológicos, afectan positiva o negativamente a los depredadores. Los cronogramas de estas actividades deben ajustarse para que esa afectación sea positiva.
Las aplicaciones focalizadas deben ser consideradas una vez que las incidencias disminuyen y el costo de éstas justifica la logística. La disminución en tiempo de fumigación, periodos de reentrada, equipos de protección y otros; deben ser tenidos en cuenta para el balance final de costos.
Dedicarle tiempo al entrenamiento de los operarios e ingenieros de las fincas, ayuda que la tecnología sea implementada con éxito, y aunque no lo garantiza; no hacerlo si asegura el fracaso.
ROMPER PARADIGMAS, SALIR DE LA ZONA DE CONFORT, ESTAR DISPUESTOS A TRABAJAR MÁS. ESTO ES LO QUE IMPLICA.
UNA PLANTA SIN UNA CARGA EXCESIVA DE ACARICIDA, EXPRESA MEJOR SU GENÉTICA.
DATOS REALES DE UNA EMPRESA QUE ESTABLECIÓ COMO POLITICA, EL MANEJO DE ÁCAROS DEPREDADORES COMO PARTE DEL MIPE.